

El puesto colonial de comisionado residente en Washington es una anomalía democrática y no cumple con ninguno de los principios de representación política genuina. Además, históricamente ha sido una anomalía ya que es un caso de macro-clientelismo entre el único comisionado residente y todo el pueblo de Puerto Rico. El clientelismo es una deformación de la democracia liberal y puede existir incluso en los intersticios de sociedades liberales desarrolladas, pero en una situación de subordinación colonial como la de Puerto Rico puede manifestarse en una forma extrema.
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