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prima:El Eclesiastés, un remix

Por suerte, mis profesores nunca asumieron la soberbia musical, escribe Cezanne Cardona

18 de enero de 2025 - 11:10 PM

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En los últimos tiempos, funcionarios del área cultural y miembros de la Unión de Escritores y Artistas de la isla han criticado la promoción y difusión de "entregas pseudoartísticas" y "expresiones vulgares, banales y mediocres" consideradas más "notorias" en el caso del género musical reguetón. (Archivo)
Nos parecía divertido y hasta liberador traducir aquellos tonos y ritmos pegajosos a las cuerdas de un violonchelo, un contrabajo, un violín, una viola, o un piano: Nirvana a cuatro cuerdas, Olga Tañón en pizzicato, DJ Playero y Wu Tang Clan en staccato, escribe Cezanne Cardona

Mis profesores siempre lo supieron. Antes de nuestras clases de Teoría y Solfeo, o después de los ensayos de orquesta del Programa de Cuerdas para Niños, un grupo de estudiantes nos reuníamos en algún saloncito para encontrar las notas y los acordes de aquellas canciones populares, de cualquier género, que escuchábamos a diario: rock, rap, underground -que aún no se llamaba reggaetón-, baladas, pop, reggae, salsa, tecno, merengue -lo que fuera- incluso anuncios de televisión. Nos parecía divertido y hasta liberador traducir aquellos tonos y ritmos pegajosos a las cuerdas de un violonchelo, un contrabajo, un violín, una viola, o un piano: Nirvana a cuatro cuerdas, Olga Tañón en pizzicato, DJ Playero y Wu Tang Clan en staccato. Y tocábamos muertos de la risa, y llenos de vanidad y trabajo, como dice aquel versículo del libro del Eclesiastés. Éramos demasiado jóvenes para saber si queríamos ser músicos; unos lo fueron y otros no. Éramos adolescentes y queríamos descubrir aquella magia, aquel otro milagro, que no estaba en las piezas que nos colocaban en el atril.

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