Quizá la necesidad de aferrarse a algo, en momentos cuando parece desmoronarse parte del tejido social, lleva a un sector de la población a colocar su fe en un líder. Creen estar así en posesión de la verdad, escribe José Curet
Quizá la necesidad de aferrarse a algo, en momentos cuando parece desmoronarse parte del tejido social, lleva a un sector de la población a colocar su fe en un líder. Creen estar así en posesión de la verdad, escribe José Curet
Tras la exoneración en el juicio de residenciamiento contra el expresidente Donald Trump por incitación a motín, no sorprendería que vuelva a lanzarse nuevamente al ruedo político. Pero lo que aún no deja de sorprender es cómo su figura y sus discursos, muchas veces falseados, siguen arrastrando a unas masas que creen fielmente escuchar de él la verdad revelada. En el juicio, solo siete senadores republicanos se atrevieron a votar para enjuiciarlo. Tampoco deja de sorprender que el líder de ellos, Mitch McConnell, tras pronunciar fogosas acusaciones contra Trump por haberse descarriado de su deber (“disgraceful derelection of duty”) rehusó votar a favor del juicio, aludiendo que tenía “sus manos atadas”. Como atadas también las tenían los 43 senadores que rehusaron enjuiciarlo.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: