¿Se ha fijado que de un tiempo a esta parte los universitarios y la muchachería en general están empleando la palabra literal con otro sentido que no es el de literal? ¡Yeap, literal! ¡Cada día que pasa literal es menos literal! Y es que esta palabrita se ha convertido en una especie de marcador enfático, de asombro, de sorpresa, en algo así como “te lo juro” o “te lo digo en serio”. ¿Me sigue? La palabra literal es, literalmente lo que se opone a la metáfora; es el sentido exacto y no figurado de las palabras que usamos. El problema es que, cuando hablamos no somos literales, sino que adornamos nuestra lengua con metáforas de toda índole. De hecho, una traducción literal (palabra por palabra exactamente) de un texto posiblemente sería incomprensible. Y cuando de lengua oral se trata, pues sucede lo mismo. Cuando hablamos no tomamos cada palabra literalmente, como en este desdichado dialoguito:
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