Si nuestro sentido común nos dice que en las escuelas hay unas necesidades básicas a las cuales cada estudiante tiene derecho, no es mucho pedir que se aplique ese mismo concepto a la clase magisterial, escribe Paul Figueroa
Si nuestro sentido común nos dice que en las escuelas hay unas necesidades básicas a las cuales cada estudiante tiene derecho, no es mucho pedir que se aplique ese mismo concepto a la clase magisterial, escribe Paul Figueroa
La trágica muerte del maestro Pablo Mas Oquendo en un accidente automovilístico, probablemente debido al cansancio por llevar tres trabajos para poder subsistir, ha hecho virales los reclamos del magisterio puertorriqueño por la justicia salarial y un retiro digno. Nadie merece morir tan trágicamente porque su trabajo no le da para vivir. El magisterio no quiere mártires, quiere justicia y, por eso, reclamamos urgentemente la aprobación del Proyecto del Senado 92 presentado por la senadora María de Lourdes Santiago para la justicia salarial y que el gobierno nos garantice los derechos adquiridos en la ya aprobada Ley para un Retiro Digno que están amenazados por la Junta de Control Fiscal.
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