Ante la dureza de ciertas verdades morales siempre cabe la compasión ante los casos concretos que no se conforman con esa realidad, escribe Jorge Ambert
Ante la dureza de ciertas verdades morales siempre cabe la compasión ante los casos concretos que no se conforman con esa realidad, escribe Jorge Ambert
El griego Heráclito inició una filosofía con la afirmación de que nada es estable, todo fluye, “nadie se baña dos veces en el mismo río”. Cuestionaba lo de substancias permanentes, verdades inalterables. Esto desembocaría en un relativismo, ensalzado por el poeta al escribir “En este mundo traidor nada es verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira”. Se inventa una realidad fofa, sin consistencia. Me trae a la mente el concepto de “matrimonio” que parece imponerse.
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