Este cuatrienio ha sido particularmente accidentado, con una profunda disfuncionalidad socioeconómica y política que es imposible disimular, dice Francisco A. Catalá Oliveras
Este cuatrienio ha sido particularmente accidentado, con una profunda disfuncionalidad socioeconómica y política que es imposible disimular, dice Francisco A. Catalá Oliveras
El Mensaje sobre el Estado de Situación del País y la presentación del Presupuesto son obligaciones constitucionales que, como tantas otras cosas, han degenerado desde hace muchos años en rituales populistas que desplazan al diagnóstico sobrio y a las propuestas coherentes. Ante la falta de espacio y poder político verdadero la agenda gubernamental cobra la forma de una quincalla de promesas (Plan de Retribución, defensa de la WIPR, bono de Navidad, subsidios para agricultores, cheque para estudiantes, conectividad digital, aportaciones a planes médicos, respaldo a la Universidad, nuevos beneficiarios del Plan Vital, defensa de pensiones, nuevos proyectos turísticos, fin de abusos de aseguradoras de salud, etc.) que, independientemente del mérito que algunas puedan tener, lucen como cantos de sirena. Falta lo que se promete al principio del mensaje: un plan o proyecto de reconstrucción, con propósitos de corto y largo plazo e identificación de recursos. Tal vez por esto los mensajes son tan largos. Toma más tiempo describir el conjunto de objetos de la quincalla que realizar el inventario de un mayorista.
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