Sabemos cuáles son las diferencias que nos separan. Toca ahora identificar aquello en lo que es posible alcanzar una concertación amplia, sin que nadie tenga que negociar cuestiones de principios, plantea María de Lourdes Santiago
Sabemos cuáles son las diferencias que nos separan. Toca ahora identificar aquello en lo que es posible alcanzar una concertación amplia, sin que nadie tenga que negociar cuestiones de principios, plantea María de Lourdes Santiago
Con las elecciones del 2020, la mayoría del país trazó una raya: tras esa raya quedó la tolerancia que por tanto tiempo alimentó la impunidad política y frente a ella, está la esperanza de que se comprenda el llamado a iniciativas puntuales que no sean rehenes de la sinrazón partidista. En ese ánimo, es nuestra responsabilidad dentro de la nueva diversidad en la Asamblea Legislativa, iniciar el cuatrienio con una justa departamentalización. Sabemos cuáles son las diferencias que nos separan, desde las aspiraciones de estatus hasta políticas contributivas. Toca ahora identificar aquello en lo que es posible alcanzar una concertación amplia, sin que nadie tenga que negociar cuestiones de principios. Creo que, como punto de partida, hay cuatro asuntos de incuestionable urgencia que merecen un acercamiento unitario: la educación pública, la transparencia electoral, un mecanismo procesal para la descolonización y la preparación para eventos críticos.
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