

Cuando se escriba la historia del siglo XXI, el papa Francisco será recordado no solo como líder espiritual de más de mil millones de católicos, sino como una de las voces más claras y valientes frente a los sistemas de poder. Su sencillez, opción por los pobres, sensibilidad ecológica y liderazgo interreligioso marcaron su pontificado. Además, será recordado por su mirada frontal hacia la política, la economía y las estructuras que perpetúan la desigualdad, la corrupción y la indiferencia. Francisco no fue un papa cómodo para los poderosos. Fue un pastor que habló con el lenguaje de la verdad, incluso cuando incomodaba a quienes usan la estrategia, el poder o la burocracia para justificar la injusticia.
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