

En un ensayo publicado en la revista Claves (España, número de 267, 2019) el periodista y ensayista Adam Michnik cuenta que en la sala de redacción del periódico ruso Novaya Gazeta, “diario de los círculos democráticos, luce una larga fila de retratos de eminentes corresponsales y colaboradores del medio que han sido asesinados”. Allí trabajaba, por ejemplo, la periodista Anna Politkovskaya: el 7 de octubre de 2006, en el ascensor de su casa le dieron cuatro tiros a quemarropa y acabaron con su vida. Un intento previo de asesinato, con el recurso favorito del poder ruso, el envenenamiento, no funcionó. La habían amenazado una y otra vez.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: