

Vivo ahora en un barrio donde he vuelto a escuchar anuncios a través de las bocinas que cargan unas camionetas que recorren las calles del vecindario. Eso me ha remontado a mi adolescencia en el barrio Mamey de Guaynabo y a mis años de estudiante de ingeniería en el Colegio de Mayagüez. Leyendo los diarios del país, me parece sentir que de sus páginas salen mensajes, con la misma intensidad que las que rememoro, que penetran mis sentidos más allá de mis deseos. Y esto, ¿qué tiene esto que ver con la alegría superlativa que experimentó Puerto Rico en el recibimiento a Jasmine Camacho-Quinn la semana pasada? ¿Por qué los logros individuales de atletas y artistas son tan significativos para nuestro pueblo, a diferencia de otros países?
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