La meta del Partido Popular Democrático debe ser evitar que pase a la historia y trabajar para que vuelva a hacer historia, plantea Pablo José Hernández
La meta del Partido Popular Democrático debe ser evitar que pase a la historia y trabajar para que vuelva a hacer historia, plantea Pablo José Hernández
La noche del 21 de julio de 1938 fue larga en el edificio del periódico La Democracia en el Viejo San Juan. Luis Muñoz Marín, Samuel R. Quiñones y Francisco Susoni debatieron por horas el nombre del partido que querían fundar el día siguiente. Que si Popular Democrático, Popular solo, Social Democrático o Laborista. Los linotipistas que iban a preparar las papeletas de inscripción se fueron; Quiñones trató de hacer las copias por su cuenta, y al fracasar salió por el Viejo San Juan buscando la mano de obra necesaria para la tarea. A las tres de la madrugada el 22 pudieron terminar los trabajos, y a las cinco, salieron los camiones con las papeletas de inscripción rumbo a Barranquitas y Luquillo. Doce horas más tarde, en la terraza del hotel Condado, hoy Vanderbilt, Muñoz Marín recibió la noticia: se había inscrito el Partido Popular.
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