Más allá de sumas, topes y paridades es imprescindible enfrentarse al reto del desarrollo del país. La ayuda verdaderamente efectiva es la que se torna innecesaria, escribe Francisco A. Catalá Oliveras
Más allá de sumas, topes y paridades es imprescindible enfrentarse al reto del desarrollo del país. La ayuda verdaderamente efectiva es la que se torna innecesaria, escribe Francisco A. Catalá Oliveras
Siempre que se mencionan transferencias federales, sean estas devengadas, porque ha mediado una cotización, como el Seguro Social, u otorgadas, porque no se ha realizado un pago para ser elegible, como el Programa de Asistencia Nutricional, se avivan pasiones y esperanzas en Puerto Rico. Esto no debe ser motivo de sorpresa, sobre todo si se consideran los indicadores de pobreza y desigualdad prevalecientes, a lo que se suma la disfunción del mercado laboral junto a la carencia de planes de desarrollo e incapacidad fiscal del gobierno en un país que se ha convertido en una plaza apetecible para la cacería de rentas: privilegios fiscales, contratos leoninos, juegos contables, robos… Huelga decirlo, todo esto animado por la actividad de la “inversión política”.
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