El recibimiento de las tropas norteamericanas por los puertorriqueños varió según los sectores y las clases sociales, desde hostilidad manifiesta hasta complacencia, escribe Carmelo Delgado Cintrón
El recibimiento de las tropas norteamericanas por los puertorriqueños varió según los sectores y las clases sociales, desde hostilidad manifiesta hasta complacencia, escribe Carmelo Delgado Cintrón
La invasión de Puerto Rico el 25 de julio de 1898 y el recibimiento de las tropas de Estados Unidos por diferentes sectores de nuestro pueblo es un acontecimiento histórico que tiene mucha importancia para conocer nuestra urdimbre y aclarar hechos fundamentales. Irene Fernández Aponte nos relata que: “En muchos lugares, las bandas musicales salieron a la calle y su música se hizo escuchar por toda la población. También hubo flores esparcidas al paso de las tropas norteamericanas. Recibían en grande a aquellos hombres altos, rubios, bien uniformados, cuyas botas lustrosas retumbaban con poder sobre el suelo borincano. Paladín de la libertad, era la esperanza de la independencia tan deseada, aunque sentimientos encontrados bullían en las mentes y los corazones de los que vivieron la experiencia del momento. Había mucho temor, a la vez que curiosidad y espejismos ingenuos”. (Irene Fernández Aponte, El cambio de soberanía en Puerto Rico. Otro ‘98, 1992, p. 54).
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