

Considero ofensiva la actitud del presidente y vicepresidente estadounidenses maltratando al líder ucraniano Volodymir Zelenskyy. Fue un esquema sospechosamente planificado y magistralmente administrado para fortalecer el realineamiento geopolítico del trumpismo hacia Rusia, satisfacer la deconstrucción anunciada de la gobernanza federal y fortalecer las emociones “magaistas”. El insulto implícito a los muertos en Ucrania defendiendo su integridad nacional en combate, indigna. Tan diferente a un electorado estadounidense que regala la suya.
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