Cualquier evento se convierte en una gran emergencia porque a siete años de María no hemos realizado cambios básicos para prevenir daños mayores a causa de fenómenos atmosféricos, opina Anabelle Torres Colberg
Cualquier evento se convierte en una gran emergencia porque a siete años de María no hemos realizado cambios básicos para prevenir daños mayores a causa de fenómenos atmosféricos, opina Anabelle Torres Colberg
El huracán María azotó a Puerto Rico el 20 de septiembre de 2017, pero todavía, en agosto de 2024, permanecemos sufriendo sus secuelas. Los efectos son recurrentes e impactan nuestro quehacer diario. Editoriales, artículos y otras publicaciones en los medios nos recuerdan constantemente como, a casi siete años de ese evento, persiste la inestabilidad en el sistema eléctrico, cientos de escuelas sin rehabilitar, entre otros serios problemas. Todo a pesar de los millones de dólares asignados para proyectos de reconstrucción.
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