Se equivocan si piensan que Juan Dalmau solo cuenta con el voto joven, el de los intelectuales, independentistas y aliancistas, escribe Carlos Mondríguez
Se equivocan si piensan que Juan Dalmau solo cuenta con el voto joven, el de los intelectuales, independentistas y aliancistas, escribe Carlos Mondríguez
En su novela Miedo, Stefan Zweig narra la historia de la esposa de un abogado rico cuya vida cambia cuando entra en una relación adúltera con otro hombre y es descubierta por una mujer que empieza a chantajearla. De forma magistral Zweig transmite al lector el miedo que siente la mujer. No sólo se trata del miedo a que sea descubierta sino lo que eso conlleva, el divorcio y la pérdida de sus privilegios y posición social. Ese es el mismo miedo que sienten los candidatos de oficio del bipartidismo, que durante décadas han camuflado sus intereses personales tras un reclamo de estadidad dirigido a congresistas sordos, o una transfusión para un ELA ya difunto. Mientras sus administraciones fracasan, inciden en todo tipo de actos de corrupción.
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