Se necesita atender las necesidades de acceso a tecnología, promover el emprendimiento a nivel educativo y mejorar el acceso a capital no tradicional, escribe Anneliz Oliver Ortiz
Se necesita atender las necesidades de acceso a tecnología, promover el emprendimiento a nivel educativo y mejorar el acceso a capital no tradicional, escribe Anneliz Oliver Ortiz
No es un secreto que durante las pasadas décadas Puerto Rico ha enfrentado crisis económicas, políticas y sociales que han puesto en constante prueba nuestra capacidad para salir adelante. En este sentido el ingenio y la perseverancia que tanto nos distingue como puertorriqueños han sido la clave para navegar estas crisis. Para nuestros empresarios y emprendedores esto no ha sido la excepción. Debido a la naturaleza geográfica de nuestro archipiélago, nos encontramos en una posición vulnerable, constantemente amenazados por riesgos naturales que continúan en aumento ante nuevas realidades climáticas. Por tanto, ser emprendedor en estos tiempos va más allá de una buena idea de negocio. Requiere un alto nivel de adaptabilidad e ingenio para continuamente responder, sobrellevar y sobrepasar estos retos. Es en esto donde precisamente radica la principal virtud de los empresarios, siendo aún más evidente durante los pasados huracanes, terremotos y la pandemia del COVID-19.
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