

Correr, dejarse caer sobre el sofá, jugar a la “lucha libre”… ¿te suena familiar? Muchos padres, madres y cuidadores sienten preocupación al ver a sus hijos e hijas envueltos en este tipo de juego físico vigoroso, también llamado “juego brusco” o “rough-and-tumble play”. Es normal sentir el miedo y pensar que “se van a lastimar”, “se van a volver agresivos”, “esto no es juego sano”. Sin embargo, hoy quiero invitarte a ver con otros ojos esta forma de jugar que, lejos de ser peligrosa o inadecuada, podría ser profundamente beneficiosa para el desarrollo óptimo de la niñez.
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