Apoco más de un mes de su paso, es inevitable dejar de pensar en María. La madrugada del 20 de septiembre está grabada en mi mente. A la medianoche todo se apagó. Bajó el telón para los que habitamos la isla. Una nueva escena estaba a punto de comenzar. Subió el telón. Un paisaje desconocido se asomó por el cristal empañado de mi ventana. Imposible no llorar ante tanta destrucción y devastación. Como si hubiera explotado una bomba nuclear.
Se adhiere a los criterios de The Trust Project