A Roger le doy gracias por 24 años de inspirar a una generación, elevar el juego dentro y fuera de la cancha, flotar en la cancha y de hacer lo difícil, parecer fácil, escribe Gustavo Cortina
A Roger le doy gracias por 24 años de inspirar a una generación, elevar el juego dentro y fuera de la cancha, flotar en la cancha y de hacer lo difícil, parecer fácil, escribe Gustavo Cortina
Se nos fue Roger Federer del tenis. Los retiros y la conclusión de la carrera de un deportista desafortunadamente tienen que llegar a su final, pero con el maestro suizo, el sentimiento es algo distinto. Ayer, en el O2 Arena en Londres, se vistió su uniforme por última vez representando al equipo de Europa en el Laver Cup. Su último juego fue un doble, en el cual su compañero fue nada más y nada menos que su eterno rival y amigo, Rafael Nadal. Terminaron perdiendo en tres sets, pero el sentimiento en estas semanas, desde el anuncio de su retiro, iba más allá de un simple partido; era la despedida al jugador masculino con mayor impacto en la historia del tenis.
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