Como anda la economía, yo diría que ninguna... Pero a lo nuestro. Hay verbos que rompen la vajilla completa, como financiar. Curioso, porque el español “odia” los hiatos, y los convierte en monísimos diptongos como en (pasear > pasiar); pero hacemos lo contrario con financio>financeo*. Lo “correcto” es financiar, sin hiato. Yo financio. Aquí, el hablante “desconoce” la regla o, conociéndola, se “equivoca”. ¿Por qué? Especulemos... Algunos verbos terminados en –ear e -iar, se confunden y ya le explico, sea paciente. Como si fuera poco, los que terminan en –ear los diptongamos por razones fonéticas, mientras que los que terminan en -iar, casi nunca los convertimos en hiato. De acariciar no acariceo, sino que acaricio ¿verdad? Entonces... ¿por qué de financiar decimos financeo* y no financio? Pues resulta que la terminación verbal –ear es, digamos, la favorita de los hablantes. Lo vemos en los verbos de nueva creación. Por ejemplo, de blog, bloguear y de twit, twitear. ¿No es así? El detalle es que financiar no es un verbo de reciente creación, pero tampoco es de gran frecuencia y, cuando hay duda, agarramos la conjugación más feliz, -ear. Este es un asunto de analogía, uso y costumbre. Lo mismo ocurre con negociar > negocear. ¿El gobierno? ¿Los bonitas? ¿Negocian o negocean? ¡Mire, la que sea! Lo importante, por el bien de TODOS, es echar el país a andar. ¿No cree?
Se adhiere a los criterios de The Trust Project