Hay esperanza de que esta tragedia sirva como catalizador para sacudir la inercia y conservadurismo de la dirigencia cubana, escribe Gerardo González Núñez
Hay esperanza de que esta tragedia sirva como catalizador para sacudir la inercia y conservadurismo de la dirigencia cubana, escribe Gerardo González Núñez
Cuba se está enfrentando a un incendio de grandes proporciones, que ya se categoriza como el más devastador que el país haya sufrido en su historia. Según han expresado las autoridades cubanas, el evento se originó cuando una descarga eléctrica impactó en uno de los tanques de combustible de la base que, para este propósito, está ubicada en la provincia de Matanzas, al este de la capital. Ingentes recursos, tanto locales como provenientes de la ayuda internacional, se han puesto en función de sofocar el siniestro, que se vaticina que tendrá un fuerte impacto económico y medioambiental. En el primer caso, quedará limitado el uso de una de las principales áreas de entrada y almacenamiento de petróleo ubicada en un puerto preparado para recibir a supertanqueros de hasta 150 mil toneladas de peso muerto. En la segunda área, los efectos ya se están verificando cuando inmensas columnas de humo están emergiendo cargadas de partículas contaminantes y produciendo lluvias ácidas que están afectando a diversas provincias.
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