La ciencia conoce muy poco de los impactos a corto y largo plazo de la radioactividad en el mar, en especial, aquella producida por el ser humano. Debe reinar el principio precautelar, plantea Jorge Bauzá-Ortega
La ciencia conoce muy poco de los impactos a corto y largo plazo de la radioactividad en el mar, en especial, aquella producida por el ser humano. Debe reinar el principio precautelar, plantea Jorge Bauzá-Ortega
La radioactividad siempre ha despertado terribles miedos en nosotros, por su capacidad de producir cáncer y mutaciones en el cuerpo. La radioactividad es una forma de energía que producen ciertos átomos, los llamados isótopos radioactivos. Estos son muy inestables, necesitan transformarse en otro, y lo hacen liberando energía, energía radioactiva. Esta puede ser dañina, dependiendo del tipo de átomo, la cantidad y el tiempo de exposición. Y ahora la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) planifica desechar al mar 300 billones de galones de agua contaminada con isótopos radioactivos.
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