No es justo que aceptemos proyectos de infraestructura en nuestra isla que jamás serían aprobados en otras jurisdicciones de los Estados Unidos, escribe Brenda Torres Barreto
No es justo que aceptemos proyectos de infraestructura en nuestra isla que jamás serían aprobados en otras jurisdicciones de los Estados Unidos, escribe Brenda Torres Barreto
Puerto Rico vive la gran paradoja del cambio climático; su alta vulnerabilidad ante el cambio climático atrajo billonarias asignaciones de fondos federales para una reconstrucción que ignora las proyecciones de impactos futuros. Aparte de los $80,500 millones asignados para los esfuerzos de recuperación de los huracanes, terremotos, la pandemia de COVID-19 y la emergencia climática, tenemos en nuestro horizonte proyectos magnos de desarrollo de infraestructura. Los de más envergadura, como son las canalizaciones de ríos y dragados de cuerpos de agua, son posibles por la devastación causada por el huracán María. Sus diseños, sin embargo, atienden una urgencia y realidad del pasado exacerbando aún más la vulnerabilidad actual de nuestra isla.
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