Ojalá no ocurra, pero están dadas las condiciones para que se produzca un estallido social, cuyas consecuencias son imprevisibles, escribe Miguel Henrique Otero
Ojalá no ocurra, pero están dadas las condiciones para que se produzca un estallido social, cuyas consecuencias son imprevisibles, escribe Miguel Henrique Otero
Haití ya estaba sumido en un estado generalizado de extrema precariedad, cuando en enero de 2010 un terremoto devastador, de magnitud 7.3, acabó con más del 75% de la frágil economía que funcionaba en ese momento. En un país que en ese momento tenía 9.8 millones de habitantes, el balance de lo ocurrido no tiene parangón en nuestro continente: murieron cerca de 320,000 personas (todavía no hay una cifra definitiva de la mortandad); 360,000 sufrieron heridas de distinta peligrosidad (cerca de la mitad de este número sufrió heridas graves o muy graves); alrededor de 1,600,000 personas vieron sus casas derrumbarse con todos sus enseres adentro.
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