La democracia no puede ser un mero “talking point” o un lema publicitario. Requiere de mucho más. De igual manera, la participación ciudadana en los procesos democráticos no puede limitarse a tan solo votar cada cuatro años y luego desentenderse del país; a esperar cuatro años más para volver a votar y así sucesivamente. Por años, se nos ha hecho pensar que ello es suficiente, que esperemos, que confiemos y, si no nos satisfacen las ejecutorias de los incumbentes, los saquemos en la próxima elección. Nos olvidamos de que, como ciudadanos, podemos hacer mucho más. Me parece que el verano de 2019 así lo demostró.
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