Sin descuidar los deberes tradicionales, Héctor Rivera Cruz le dio al Departamento de Justicia un giro de agente de cambio social, escribe Alberto Medina
Sin descuidar los deberes tradicionales, Héctor Rivera Cruz le dio al Departamento de Justicia un giro de agente de cambio social, escribe Alberto Medina
Fui uno de cinco ayudantes especiales del secretario de Justicia entre 1989 y 1992. Por eso, escribo con conocimiento de causa acerca del brillante desempeño de Héctor Rivera Cruz en ese cargo. En mi caso, además de las labores propias de la función de apoyo directo en asuntos programáticos, me convertí en su “ghostwriter” en temas que incluyeron desde la inauguración de la Oficina de Interpol en Puerto Rico hasta la graduación de octavo grado en una escuela en Bayamón.
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