En Kiev pude conocer a un pueblo alegre, una cultura llena de movimiento y color y de un espíritu tal que lo comparé con un pueblo latino. Me sentía en casa, escribe Eunice Santana Melecio
En Kiev pude conocer a un pueblo alegre, una cultura llena de movimiento y color y de un espíritu tal que lo comparé con un pueblo latino. Me sentía en casa, escribe Eunice Santana Melecio
Observar los estragos que ocasiona una guerra, aunque sea a distancia, nos estremece y hace preguntarnos si acaso los seres humanos no aprenderemos nunca que la violencia solo genera más violencia y nos conduce al corredor de la destrucción y la muerte. Es inaceptable que a las alturas del siglo XXI cualquier país poderoso eche manos a las armas para lograr acuerdos que le sean convenientes.
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