De Jeannette me impresionó siempre su fina inteligencia y su gran capacidad de análisis en las controversias jurídicas, escribe Hiram Sánchez Martínez
De Jeannette me impresionó siempre su fina inteligencia y su gran capacidad de análisis en las controversias jurídicas, escribe Hiram Sánchez Martínez
Conocí personalmente a la licenciada Jeannette Ramos Buonomo cuando ambos fuimos nombrados simultáneamente al recién creado Tribunal de Apelaciones en 1992. Para entonces el único tribunal apelativo que existía era el Tribunal Supremo. El nuestro sería un nuevo tribunal, por lo cual llegábamos sin que hubiese en este ningún juez o jueza con experiencia en el trámite de apelaciones colegiadas. Los dos veníamos de ser jueces del Tribunal Superior y llegábamos a compartir una tarea judicial nueva que requeriría un proceso de aprendizaje distinto. Sobre todo, esto requería un entendimiento cabal de lo que era trabajo en equipo, en el que la opinión de uno solo de los jueces/zas no decidía el caso. Aunque éramos quince jueces/zas trabajaríamos en paneles (grupos) de tres. Sería un trabajo que requeriría de mucha paciencia, madurez y conocimientos.
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