La primera vez que vi por televisión el video del asesinato de Arellys Mercado Ríos y pude observar ciertos empujones entre las personas aglomeradas en el lugar de los hechos le dije a mi esposa, también abogada: “Ya verás que el acusado presentará una defensa de asesinato atenuado basado en una súbita pendencia”. Lo comenté porque desde ese primer instante de mi relación con esa parte de la prueba y otra que comenzó a surgir desde la vista preliminar, sabía que a Jensen Medina Cardona se le haría prácticamente imposible negar que estuvo en ese muelle, que discutió con alguien allí y que, al final, le pegó un tiro a la occisa. Pero yo estaba equivocado.
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