Los derechos de un ciudadano americano no pueden ser fantasía o ilusión de época infantil sino conquista afincada en mandato constitucional con la fuerza para reclamarlos por derecho propio, dice Orlando Parga
Los derechos de un ciudadano americano no pueden ser fantasía o ilusión de época infantil sino conquista afincada en mandato constitucional con la fuerza para reclamarlos por derecho propio, dice Orlando Parga
Nos sucede a todos según la madurez va consumiendo la inocencia de la niñez y descubrimos que Santa y los Reyes son ilusiones maravillosas e inspiradoras, pero ilusiones al fin. Eso les ha ocurrido estos días a los que se aferraron a la fantasía de “lo mejor de dos mundos” anclado al concepto de un pacto de libre asociación con Estados Unidos. El lazo umbilical fue cortado por el presidente demócrata-liberal Joe Biden con su hipócrita decisión de apoyar la acción que mantiene su Departamento de Justicia en el pleito Vaello Madero que se ventila ante la Corte Suprema para sostener el trato discriminatorio a los ciudadanos residentes en los territorios, a la vez que pide al Congreso dar a los puertorriqueños trato igual en el programa federal de ingreso suplementario. Lo que una mano da, la otra lo quita.
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