La demanda del expresidente del primer centro docente del país se transigirá arropada en un manto de confidencialidad, escribe Pedro Reina Pérez
La demanda del expresidente del primer centro docente del país se transigirá arropada en un manto de confidencialidad, escribe Pedro Reina Pérez
La demanda del expresidente Jorge Haddock contra la Junta de Gobierno de la Universidad de Puerto Rico —alegando presiones partidistas sobre su persona en el descargue de sus funciones— representa una instancia muy grave del deterioro institucional, no importa por dónde se le mire. Aduce el académico que se le presionó para tomar decisiones de diversa índole basándose solo en criterios de lealtad al Partido Nuevo Progresista, y que al negarse se le separó caprichosamente del cargo violando los términos de su contrato laboral. Exige como remedio un resarcimiento económico inaudito que rebasa las posibilidades de la Universidad en este momento.
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