

Un 16 de febrero de 1825, nace en la calle O’Donnell, frente a la plaza de Colón, en el Viejo San Juan, uno de los padres de la patria puertorriqueña: don José Julián de Acosta y Calbo.
Don José Julián viene al mundo en el seno de una familia hidalga, de hondas raíces cristianas, de gran cultura y rectitud moral. Es hijo de don Francisco de Acosta y Sandoval, natural de San Juan de Puerto Rico, notario de Reinos, escribano público de Gobierno y Guerra, y contador judicial, y de doña Juana Antonia Calbo y Garriga, natural de San Sebastián (Guipúzcoa).
En 1851, se gradúa de doctor en Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad de Madrid, junto con su mejor amigo, don Román Baldorioty de Castro, gracias a su mentor el Rev. P. Dr. don Rufo Manuel Fernández y Carballido, y a una beca de la Sociedad Económica de Amigos del País. De Acosta estudia asimismo en París y en Berlín, y en la “Atenas del Spree”, asiste al laboratorio del renombrado mineralogista alemán Karl Friedrich Rammelsberg, e intercambia ideas con el Barón Alexander von Humboldt, célebre naturalista alemán.
Desempeña, en 1854, la cátedra de Agricultura en la Escuela de Comercio, Agricultura y Náutica. Es el primer profesor de dicha disciplina en Puerto Rico. Por ello, actualmente, la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez otorga cada año, al mejor estudiante de educación agrícola, el Premio José Julián Acosta.
Como historiador, publica, en 1866, la primera historia de la Isla escrita por un puertorriqueño. Se trata de una nueva edición, anotada en la parte histórica y continuada en la estadística y económica, de la Historia geográfica, civil y natural de la isla de San Juan Bautista de Puerto Rico, de Fray Íñigo Abbad y Lasierra. Por sus valiosas anotaciones y eruditos comentarios a esta obra, tiene el honor de ser nombrado socio correspondiente de la Real Academia de la Historia el 22 de febrero de 1867. Es el primer puertorriqueño en pertenecer a tan ínclita corporación.
Apóstol de la libertad, don José Julián de Acosta forma parte en 1866 y 1867 de la Junta Informativa de Reformas, junto con don Segundo Ruiz y Belvis, don Francisco Mariano de Quiñones y de Quiñones y don Manuel de Jesús Zeno y Correa. Como comisionado, defiende públicamente al siervo oprimido, y pide, sin reservas, la abolición inmediata de la esclavitud en Puerto Rico, con indemnización o sin ella. Para lograr dicho objetivo, redacta, junto con los señores Ruiz y de Quiñones, el Proyecto para la abolición de la esclavitud en Puerto Rico. La parte histórica y económica se debe exclusivamente al benemérito puertorriqueño. Además, hay que resaltar que su obra emancipadora es tan grande y sobresaliente que varios periodistas y diputados ofrecen un espléndido banquete, en el restaurante Lhardy de Madrid, para homenajear a los dos abolicionistas antillanos por antonomasia: don José Julián de Acosta y Calbo y don Rafael María de Labra y Cadrana.
Tras el Grito de Lares, el 23 de septiembre de 1868, el eximio varón es encarcelado injustamente —por la envidia y la mentira— en el Castillo San Felipe del Morro, en el Viejo San Juan, y trasladado más tarde a la cárcel de Arecibo, pues, aunque no colabora en el frustrado alzamiento, le creen cómplice del movimiento revolucionario. En su artículo «Horas de prisión» narra esta experiencia.
El 2 de septiembre de 1870, funda y dirige el primer periódico liberal reformista, El Progreso, desde cuya tribuna defiende la unión permanente con España, y expone sus demandas de libertad y reformas políticas, sociales y económicas, que lo convierte en el iniciador del periodismo político en Puerto Rico. En noviembre de ese mismo año, cofunda el primer partido político puertorriqueño, el Partido Liberal Reformista, que presidirá en 1873, y desde el cual defiende la asimilación a España. En 1871, resulta elegido diputado a Cortes por el distrito de San Germán.
Al establecerse el Instituto Civil de Segunda Enseñanza, en 1873, el sabio catedrático de Geografía e Historia de España y Universal ocupa el cargo de director en tres ocasiones, de 1873 al 1874, de 1882 al 1883 y de 1883 al 1884, además de la cátedra de Agricultura. Es el primer puertorriqueño en regir este centro docente, y una de las primeras voces en clamar por la creación de una universidad para Puerto Rico.
El 30 de abril de 1876, el conocido hombre de ciencia funda el Ateneo Puertorriqueño, junto con don Manuel de Elzaburu y de Vizcarrondo, don Alejandro de Tapia y de Rivera, don Francisco de Paula Acuña y Paniagua y otros insignes representantes de la cultura intelectual y artística puertorriqueña. En los primeros años, ejerce la presidencia del Ateneo; allí imparte varias conferencias: «El antiguo Egipto», «El teléfono» y «Bosquejo histórico del conocimiento de la superficie terrestre», la primera conferencia pública que se dicta en la docta casa.
En las elecciones de 1879, sale elegido diputado a Cortes por el distrito de Quebradillas, para luchar nuevamente por las reformas ultramarinas.
A propuesta del gobernador don Miguel de la Vega-Inclán y Palma, recibe, en 1884, la gran cruz de la Real y Americana Orden de Isabel la Católica, por su «lealtad acrisolada y los méritos contraídos en favor de la prosperidad [de la Isla]». Además de recibir esta condecoración civil, tiene el honor de ser nombrado miembro del «Liceo Hidalgo» de México, y socio de mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País de Jaén.
Al crearse el Partido Autonomista en 1887, don José Julián de Acosta se retira de la política y consagra sus últimos días a la enseñanza, a escribir y a dar conferencias. Ese año, publica un estudio histórico que lleva por título Alejandro Farnesio y su tiempo, en el que describe a uno de los generales españoles más destacados del siglo XVI.
En 1888, escribe el prólogo de la obra Ensayo biográfico de los que más han contribuido al progreso de Puerto Rico, de Sotero Figueroa. Forma parte también de la Facultad de Filosofía y Letras de la Institución de Enseñanza Superior creada por el Ateneo Puertorriqueño. En dicho centro docente, regenta la cátedra de Historia Universal.
Fallece esta preclara figura el 26 de agosto de 1891 en su residencia en Cangrejos (hoy Santurce), a causa de un carcinoma abdominal, y el 27 de agosto, recibe cristiana sepultura.
Con motivo de su deceso, el prócer puertorriqueño don Francisco Mariano de Quiñones manifiesta lo siguiente en su panegírico: «Acosta ha muerto: Con él pierde Puerto Rico su gloria más pura y sólo habrá de conservar un nombre, ¡pero qué nombre! de tal prestigio que ningún otro igual lo ha merecido. Que a nadie ofenda mi sinceridad: José Julián Acosta no tenía rival en Puerto Rico. Su muerte, por el vacío que deja, es para todos pérdida irreparable».
El autor es tataranieto de José Julián Acosta. Posee una maestría en Lengua y Literatura Francesas en la Universidad de Boston, y, en 1990, se diplomó en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria, en Madrid, por el Instituto Salazar y Castro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En 2002, obtuvo una maestría en Traducción en la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, y, en 2011, una posmaestría en Traducción con especialidad en Ciencias y Tecnologías de la Información en la Universidad de Puerto Rico. En junio de 2014, se doctoró en Lingüística Hispánica por la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: