Debemos estar todos de acuerdo en que el vandalismo es injustificable, mucho menos la destrucción de patrimonio histórico y hermosas obras de arte que embellecen la ciudad, escribe Anibelle Sloan
Debemos estar todos de acuerdo en que el vandalismo es injustificable, mucho menos la destrucción de patrimonio histórico y hermosas obras de arte que embellecen la ciudad, escribe Anibelle Sloan
La derrumbaron en la oscuridad, era de madrugada, pero todavía no salía el sol. Nadie los vio porque no hay seguridad en el área; se aprovecharon de la soledad de los adoquines y del silencio de la estatua. De esa manera, el torso de bronce fundido de Juan Ponce de León quedó en el piso separado de sus piernas y el dedo señalador apuntando hacia el cielo, en medio de cemento roto. No son los primeros, ni serán los últimos en derribar estatuas; en Estados Unidos y otras partes del mundo se han derribado muchas.
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