Cuando Melinda Gates vuelva a sentarse en su magnífica alfombra para hacerse preguntas burguesas, occidentales y frívolas, mejor que recorra con el dedito índice los intrincados dibujos de la obra, y los interrogue simplemente, escribe Mayra Montero
Cuando Melinda Gates vuelva a sentarse en su magnífica alfombra para hacerse preguntas burguesas, occidentales y frívolas, mejor que recorra con el dedito índice los intrincados dibujos de la obra, y los interrogue simplemente, escribe Mayra Montero
La filántropa Melinda Gates por primera vez ha contado lo que le costó superar su divorcio de Bill Gates, que por lo que parece, desde hacía años, se daba sus buenas escapadas con ingenieras de Microsoft. Microsoft, por otra parte, es una miniciudad llena de ingenieras e ingenieros. Debe ser una irresistible tentación binaria, no binaria y de intensa transversalidad erótica, entrar a ese emporio por las mañanas y sentarse en la silla presidencial tratando de guardar la compostura.
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