Estos casos deben ser manejados con la misma diligencia que atendemos un caso de maltrato físico o de agresión sexual, opina Keila Acevedo
Estos casos deben ser manejados con la misma diligencia que atendemos un caso de maltrato físico o de agresión sexual, opina Keila Acevedo
Contrario a casos de violencia doméstica, en los que generalmente quedan establecidos patrones de maltrato físico, emocional o psicológico, cuando hablamos de maltrato a menores, considero que pocas veces se levanta bandera sobre maltrato psicológico o emocional en casos de enajenación parental. Quizás puede pensarse que en esos casos es más difícil el establecer maltrato emocional o psicológico, toda vez que es poco probable que un menor entienda plenamente y pueda expresar que es maltratado emocionalmente, contrario a cuando se trata de una agresión física.
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