

Al principio fue un alivio suponer que la fornida bravucona del bate no podría negar la agresión despiadada a la joven ni los daños que le había ocasionado a los cristales de su carro. Ver el video del incidente que la otra compinche tomó para publicarlo en las redes y “echárselas”, con evidente afán de que todo el mundo se enterara de lo brava que era su amiga, es realmente irritante dado el nivel de agresividad y abuso que se muestra. Desconocemos las desavenencias que pudo haber habido entre ellas dos con anterioridad al momento de la agresión, pero poco importa. El video no muestra que hubiera habido suficiente provocación de parte de la mujer más débil, ni surge que la fortachona hubiese estado en el ejercicio del derecho a la defensa propia. Simplemente se observa a la bateadora cometiendo al menos tres delitos injustificados: agresión, daño agravado e infracción del artículo 6.06 de la Ley de Armas, totalizando penas de más de seis años de cárcel, más la restitución de daños. La realidad es que vimos en el video la comisión de varios delitos.
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