No debe convertirse el asunto en un anárquico show donde todo se vale, porque es un mal precedente: monos, gatos y culebras están en fila para que los ‘cacen’, escribe Mayra Montero
No debe convertirse el asunto en un anárquico show donde todo se vale, porque es un mal precedente: monos, gatos y culebras están en fila para que los ‘cacen’, escribe Mayra Montero
Hace muchos años, una periodista me contó de un viaje que había hecho a Isla de Mona, acompañando a un grupo de biólogos. Parece que en aquel tiempo había una colonia de gatos en el lugar, y considerándolos una especie invasora para el hábitat de los autóctonos, los propios biólogos se encargaban de colocar trampas, jaulas en las que luego los gatos eran sumergidos en el mar para sacrificarlos. Si no llegaban a tiempo sus captores, los gatos igual morían por sofocación y sed.
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