Hace una semana me levanté con la pregunta: ¿cuál es la prisa? Lo cierto es que no hay nada que cumplir. Y descubro que todo puede esperar, dice María Bird Picó
Hace una semana me levanté con la pregunta: ¿cuál es la prisa? Lo cierto es que no hay nada que cumplir. Y descubro que todo puede esperar, dice María Bird Picó
No hay prisa, anuncia el muchacho mientras espera pacientemente que termine de pagar por la compra en el supermercado. Minutos más tarde, con un ademán de la mano, el conductor del carro que aguarda por mi estacionamiento me deja saber lo mismo: no hay prisa. Y en un paseo en carro por Piñones para disfrutar del paisaje, el olor a salitre y la vista al mar, ningún carro trata de rebasarnos a pesar de nuestra velocidad de tortuga. La consigna no dicha: no hay prisa.
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