

En Puerto Rico, los tres poderes del Estado —ejecutivo, legislativo y judicial— han caído en manos de una representación mayoritaria (39%) de un mismo partido. Este fenómeno no solo consolida el poder, sino que limita el debate político y reduce la rendición de cuentas. Al representarse y enfrentarse principalmente entre ellos, estos poderes parecen resolver sus propios errores sin una verdadera participación de otras perspectivas ideológicas. Además, las leyes y normativas aprobadas a menudo buscan perpetuar su dominio, perpetuando un círculo vicioso de autogobierno.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: