¿Será viable cosechar esa brisa marina que tanto apreciamos cuando vamos al mar? Para averiguarlo me di a la tarea de buscar un poco de aquí y un poquito de allá y veamos lo que encontré y calculé, escribe Jorge Bauzá-Ortega
¿Será viable cosechar esa brisa marina que tanto apreciamos cuando vamos al mar? Para averiguarlo me di a la tarea de buscar un poco de aquí y un poquito de allá y veamos lo que encontré y calculé, escribe Jorge Bauzá-Ortega
“Mire vuestra merced —respondió Sancho Panza a Don Quijote— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino”. La esencia de las turbinas de viento no ha cambiado mucho desde entonces. Donde hay movimiento, hay energía cosechable. Pero no fue hasta el siglo 19 que tanto Charles Brush en los Estados Unidos (1888) como Paul Cour Askov (1897) en Dinamarca, construyeron verdaderas turbinas para cosechar la energía del viento o la energía eólica. El viento es un desplazamiento natural y físico de masas de aire de una zona de mayor densidad a una de menor densidad; siempre existirá, mientras haya sol.
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