Lo que Jesús comunicó fue la necesidad de un cambio en el ser humano. Nuevas raíces, una nueva orientación de todo el ser, una nueva historia, una nueva realidad enraizada en el amor, escribe Madeline Ortiz Rivera
Lo que Jesús comunicó fue la necesidad de un cambio en el ser humano. Nuevas raíces, una nueva orientación de todo el ser, una nueva historia, una nueva realidad enraizada en el amor, escribe Madeline Ortiz Rivera
Este nuevo Triduo Pascual en el cual los/las creyentes celebramos la pasión-muerte-resurrección de Jesús, se inserta en una historia reciente que continúa con sus crisis, cuestionamientos, posibilidades, y exige la construcción de un futuro que interpele a los seres humanos en lo personal y social. Hoy más que nunca, necesitamos vivir con un espíritu que integre y unifique lo que la realidad tiene de crisis y de promesa, para que las respuestas a la realidad sean más de esperanza que de crisis. Afortunadamente existe una mayor conciencia de que somos uno, que formamos parte de algo y que todos somos hermanos y hermanas. Esta es precisamente la pregunta que encontramos en el libro del Génesis: ¿dónde está tu hermano?
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