Dado el alto número de civiles muertos, la ausencia de blancos militares legítimos y la destrucción total que acarrea, el uso de esta estrategia es considerado por muchos expertos como un crimen de guerra, escribe Carlos Pabón Ortega
Dado el alto número de civiles muertos, la ausencia de blancos militares legítimos y la destrucción total que acarrea, el uso de esta estrategia es considerado por muchos expertos como un crimen de guerra, escribe Carlos Pabón Ortega
La guerra de Putin contra Ucrania es el conflicto bélico más significativo en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Rusia, una potencia militar con un arsenal nuclear (y un líder que ha amenazado con usarlo), ha invadido a una nación más pequeña que no la ha agredido ni atacado y que no constituye una amenaza militar. Cabe destacar que Ucrania se deshizo de sus armas nucleares en 1994. El pretexto de Putin es el expansionismo de la OTAN (la alianza militar que encabeza Estados Unidos) y la erradicación del supuesto neonazismo en Ucrania. Este pretexto escamotea que Ucrania, en tanto nación soberana, tiene derecho a unirse a los organismos internacionales que entienda pertinente, incluyendo a la OTAN. Además, este país no es parte de la OTAN, su ingreso está parado desde 2008 y su admisión, de darse, no acontecería en un futuro cercano. Así que el “argumento” del expansionismo de la OTAN es simplemente una excusa de Putin y quienes lo repiten legitiman esta guerra, aunque digan estar a favor de “la paz”. Para Putin “Ucrania no es una nación, es parte de Rusia”; su “pecado” es su existencia como una nación soberana que pretende autodeterminarse.
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