La estructura del radiotelescopio dejará de existir, pero la huella que deja en Puerto Rico es extraordinaria, escribe José L. Alonso Costa
La estructura del radiotelescopio dejará de existir, pero la huella que deja en Puerto Rico es extraordinaria, escribe José L. Alonso Costa
Para los que nos mueve la ciencia el Observatorio de Arecibo representaba el equivalente a una catedral. La primera vez que lo visité, fue en mi segundo año de universidad como parte una excursión de la clase de astronomía que impartía el profesor Félix I. Mirabel. Era un astrónomo joven que había llegado a la UPR en Río Piedras a principios de los ochenta, atraído por el radiotelescopio.
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