

Lamentablemente seguimos viendo (y parece que el final no está cerca) cómo funcionarios públicos violan la confianza que les brindan los ciudadanos y lejos de servirle al pueblo que los eligió, vienen a servirse con los recursos del Estado. El sociólogo y criminólogo estadounidense, Dr. Donald Cressey, desarrolló lo que se conoce como el Triángulo del Fraude para tratar de explicar por qué una persona comete un acto fraudulento. Los tres elementos del triángulo son: la motivación, la oportunidad y el razonamiento. En principio, la teoría establece que una persona con una motivación puede cometer un fraude si percibe que tiene una oportunidad para hacerlo y puede justificar sus actos (con su conciencia).
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