A la jueza designada para ocupar la vacante en la Corte Suprema de Estados Unidos se le describe como creyente en la igualdad humana y brillante jurista, especialista en el derecho constitucional, escribe Carlos Ramos González
A la jueza designada para ocupar la vacante en la Corte Suprema de Estados Unidos se le describe como creyente en la igualdad humana y brillante jurista, especialista en el derecho constitucional, escribe Carlos Ramos González
En un sentido, la jueza designada para el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, Amy Coney Barrett, es todo aquello que no representa el presidente Donald Trump. Este último es prepotente, desagradable, racista, misógino, torpe, ignorante de la constitución y creyente en un solo dios: él mismo y el dinero.
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