Nadie cuestiona que peligros como el coronavirus exigen medidas cautelares extremas. No obstante, las respuestas tienen que ser legales, proporcionadas, no discriminatorias, escribe Mariano A. Mier Romeu
Nadie cuestiona que peligros como el coronavirus exigen medidas cautelares extremas. No obstante, las respuestas tienen que ser legales, proporcionadas, no discriminatorias, escribe Mariano A. Mier Romeu
Es un dicho trillado que la libertad requiere una vigilancia eterna. En medio de las crisis ese deber de vigilancia cobra una urgencia especial. Por ejemplo, el pueblo estadounidense, cuyo sistema de gobierno se funda en ideales de libertad, fue muy presto a claudicar a parte de ella luego del 9-11 mediante legislación. En Puerto Rico, demasiado dispuestos a depender del Estado para la solución de nuestros problemas y a dar por buena la autoridad de los gobernantes, nos anulan los derechos y libertades fundamentales con un plumazo de dudosa legitimidad, sin que, con contadas y frecuentemente repudiadas excepciones, lo notemos o protestemos.
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