Nieve Vázquez comenta sobre como el discurso personalista entre políticos de bandos opuestos en la isla ha prevalecido por décadas
Nieve Vázquez comenta sobre como el discurso personalista entre políticos de bandos opuestos en la isla ha prevalecido por décadas
Era viernes y en el Casino Español, frente a la Plaza de Armas del Viejo San Juan, se respiraba tranquilidad. Escasa concurrencia. Unos jugaban billar, otros leían periódicos acomodados en la terraza. Al frente, en los balcones de la casa del señor Luis Muñoz Rivera, en el #152 de la calle La Fortaleza, un grupo de personas tomaban el fresco y conversaban. Eran ya casi las 8:30 de la noche cuando de repente el ruido intenso de fogonazos interrumpió aquella apacibilidad. El fuego era nutrido y continuado. Treinta hombres identificados con el alcalde Republicano de San Juan (Manuel Egozcue), apostados a pocos metros de la casa de Muñoz Rivera, disparaban a mansalva. Desde adentro de la casa, un verdadero ejército muñocista respondía con disparos de revólver. Durante dos horas, entre unos y otros, se cruzaron más de doscientos tiros.
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