El éxito de la alianza requiere de más renuncias que victorias y urge comunicar al país el carácter concreto de este proceso, si se aspira a profundizar en las grietas del bipartidismo, escribe Ana Teresa Toro
El éxito de la alianza requiere de más renuncias que victorias y urge comunicar al país el carácter concreto de este proceso, si se aspira a profundizar en las grietas del bipartidismo, escribe Ana Teresa Toro
Si algo define a la democracia en su ejercicio pleno es la impureza. El proceso democrático precisa de la búsqueda de balances, la existencia de contradicciones y tensiones y la aceptación de que “un gobierno de la gente, por la gente y para la gente” inevitablemente va a mantener el péndulo de la historia en constante movimiento. De esa “impureza” se alimenta su integridad. Ocurre cada cierto tiempo que una fuerza avasalladora mueve el péndulo un tanto más lejos, solo para que se retome el ritmo —dos pasos adelante, uno hacia atrás— en un nuevo escenario.
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